Es un hecho: la energía eléctrica hoy es responsable de un tercio de la producción de “gases de efecto invernadero”. Según datos del sitio sandbag.org.uk, sólo en el 2009, la energía eléctrica contribuyó a la generación de más de 355 millones de toneladas de CO₂ y nuestros país no está ajeno a esta realidad, ya que en promedio, es muy poco el ahorro energético y eficiente que se logra en la utilización de la energía eléctrica, por lo que en general, la regla es, en términos sencillos; “se gasta mucho y se consume poco”.
Generar propuestas que contribuyan a buscar mejoras para las dos fuentes de generación de energía con las que contamos en nuestro país, la energía hidroeléctrica y la energía termoeléctrica es de vital importancia para encontrar una solución a este problema, tal como ha sido tema de discusión por estos días la polémica generada por la aprobación de la central termoeléctrica Punta de Choros, la cual si bien finalmente no fue aprobada, nos deja con la duda de cómo seremos capaces de lidiar con un problema inminente y que es parte de nuestro presente y futuro.
Bajo este planteamiento es que es necesario buscar alternativas de ahorro y eficiencia energética y una buena alternativa es la dada por la Smart grid o red eléctrica inteligente(REI), la cual, tal como indica su nombre, es una tecnología que dota de inteligencia a las redes de distribución eléctrica para permitir un mejor aprovechamiento en la distribución de la energía eléctrica y dar al consumidor todo el control sobre su generación y consumo, este último punto es muy importante ya que se está comenzando a considerar al consumidor final como actor fundamental activo, ofreciéndole la posibilidad de participar en el mercado gestionando su propia demanda y generación de energía.
¿Cómo se logra esto? Optimizando y mejorando el control y la comunicación/información de los diferentes actores y equipos implicados, con objeto de favorecer la integración de tecnologías, presentes y futuras a fin de poder optimizar la red. En este sentido, la base de la REI son los “contadores o medidores inteligentes” que identifican cada uno de los equipos que producen o consumen energía y que, usando telecomunicaciones o Internet, envían dicha información no solamente al dueño de los equipos sino también al que produce o distribuye la electricidad.
A partir de estos datos, es que los dueños de los equipos pueden modificar la demanda, mientras, los productores de energía son capaces de modificar la producción temporalmente, interviniendo equipos por ejemplo que no son indispensables, en función de la situación de la red y del precio de la electricidad. Aquí el balance entre la reducción de CO₂ y la protección del ambiente global predomina sobre la libertad del individuo de usar indiscriminadamente sus artefactos.
Un ejemplo de lo anterior es el que en general en los hogares el consumo de electricidad es muy bajo, sobre todo en el día, sin embargo, a esa misma hora las industrias funcionan a su máxima capacidad, utilizando grandes cantidades de voltios para sus maquinarias, en las noches la situación se invierte, ya que a esa hora, son los hogares los que más consumen energía, a razón de esto, los productores castigan ese consumo y la industria en tanto, debe utilizar equipos de generación eléctrica a base de combustible para no sobrepasar la demanda peak.
Es entonces bajo esta realidad que dentro de la REI o Smart grid muchos usuarios podrán producir su propia electricidad e interactuar con la red distribución vendiendo a ella lo que no se ocupe y a través de medidores inteligentes se podrá conocer en tiempo real cuando la demanda aumenta y el precio también, por lo que sabremos a cabalidad cuándo y cuándo no, ocupar la electricidad.
Nuestro país podría ser el primero en Latinoamérica en implementar la tecnología Smart Grid, según proyecciones de la empresa General Electric (GE), que ya ha probado con éxito la aplicación de esta tecnología a nivel mundial, asegurando un suministro de energía limpia, sustentable y controlada. Surge entonces la duda ¿Seremos capaces en Chile de ir a la vanguardia de la tecnología? Estados Unidos por su parte, ya lo está haciendo; creará la primera smart grid de dimensiones continentales, proyecto para el cual se han reservado más de 38.000 millones de dólares, siendo el objetivo principal el de reducir el consumo eléctrico en un 4% para el 2030.
Beneficios de la Smart Grid en términos de sostenibilidad.
La tecnología de infraestructuras inteligentes para la distribución de energía a nivel global podría reducir las emisiones de gases invernaderos del sector energético hasta 2000 millones de toneladas de CO₂ para el año 2020.
Las redes inteligentes tienen el potencial de reducir un 30% el consumo de electricidad.
En resumen, las redes inteligentes harán que el usuario sea más responsable con su consumo y a la vez se convierta en un micro-empresario de la energía desde la comodidad de su auto, oficina u hogar.