Con las altas temperaturas del verano, son miles las familias que cada año optan por opciones de enfriamiento eléctrico para sus hogares. Sin embargo, aunque esta solución es rápida y efectiva, puede tener efectos perjudiciales para el medioambiente.
El problema que estos pueden causar se debe principalmente a gases refrigerantes llamados Hidroclorofluorocarbonos (HCFC), que, si son liberados al ambiente, debilitan la capa de ozono y podrían ser un problema tan grande como las emisiones de carbono. Para que tengamos una idea, si llega a existir una fuga de 1 kg de refrigerante, será como haber emitido 15 toneladas de CO2.
Aunque esta problemática parezca inevitable ante la necesidad de combatir las altas temperaturas, existen alternativas sustentables. Es así como surge la solución de los Cool Roofs, traducidos como “techos fríos”, que reducen la temperatura interior de los edificios, generando una reducción en el consumo de electricidad y la huella de carbono.
Esto es posible principalmente debido al color, ya que mientras los techos oscuros absorben el calor, los techos claros lo reflejan y lo devuelven a la atmósfera. Es por esta razón que los techos fríos utilizan el color blanco, que es capaz de reflejar alrededor de un 80% de la luz solar, mientras que los techos comunes solo desvían un 20% de ella. Su uso, en ciertas ocasiones, puede incluir la aplicación de revestimientos y materiales para aumentar la reflectividad solar de los techos, de esta forma se aumenta la cantidad de radiación solar que se emite de regreso a la atmósfera.
En palabras simples, la idea de los Cool Roofs es aumentar la reflectividad de los techos y evitar que la radiación solar absorbida se dirija al interior del edificio en forma de calor.
Entre sus principales beneficios, estudios han demostrado que al implementar un techo frío se puede disminuir la temperatura de los pisos superiores de edificaciones de 2 a 3 grados celsius sin contar mecanismos termorreguladores. En los casos en que se cuenta con aire acondicionado, el que un techo aumente su capacidad reflectiva reduce el consumo de energía en un 20% al año.
Sumado a ello, esta alternativa proporciona un solución comunitaria, ya que es sostenible para aquellas personas que no tienen los recursos para optar a opciones de enfriamiento mecánico. Además, al concentrar construcciones con techos fríos en un área determinada, se reduce el efecto de las islas de calor urbano, producidas por la acumulación de construcciones en las ciudades.
Sin embargo, este mecanismo no es nada nuevo. El uso del color blanco para cubrir los techos es parte de las tradicionales formas de construir de pueblos asentados en países del sur de Europa y norte de África, conocidos por sus altas temperaturas.
Bajo esta misma premisa, la técnica de los Cool Roofs ha sido considerada incluso dentro de legislaciones urbanísticas en algunas ciudades. Un ejemplo de esto es la Ley de Movilización Climática de Nueva York, que exige la instalación de techos fríos en todos los proyectos de construcción o renovaciones importantes de tejados desde la fecha en que fue promulgada el año 2019.
¿Crees que esto se debería replicar en nuestro país? Déjanos tu opinión en los comentarios.
Fuente: IdeassOnline.org, Urban Green Council, Ministerio del Medio Ambiente, Plataforma ZEO.